domingo, 27 de octubre de 2013

Fenrir culiao.

Ayer lo derroté luego de MUCHOS días intentando hacerlo. La culpa fue mía, obvio, juraba que la cosa era de ir por la vida subiendo skills a lo loco, y es que nunca se me ocurrió sacar cuentas de que aunque nivel 90 no te alcanzará para todo el arbolito de habilidades. Me avispé luego de que me sacara varias veces la chucha, ya que me enfrentaba sin ninguna clase de estrategia. Defender, curar, magia, cual noob típico. Y en cuanto la horda llegaba, pasaban dos turnos y game over. 
Cuando reaccioné de mi acción apresurada, resetiando los skills y recuperando los niveles, me atreví nuevamente a enfrentarlo. Claro, ahora sí con un plan de acción en la cabeza. Y ¡wala! Bicho derrotado y vicio recuperado, porque puta que es vicio lo de andar cartografiando. El siguiente jefe lo maté en dos tiempos, ni cosquillas provocó el monstruito, y ahora ando feliz por el laberinto porque le he agarrado la onda a la cosa. Igual dicen que el modo historia es más sencillo, y lo creo, así que ya quiero usar mi party propia y armar muchos personajes. Mientras, disfruto de ese Highlander <3

En otras cuestiones: YA VUELVO, querida ps2.


lunes, 29 de julio de 2013

Mis queridos Spookies...

Lo terminé. Me quedan los dun extras, la pelea con el par Kuzunoha, pero lo terminé. 
Me la he pasado genial. Si bien la historia de los Spookies, ciudad Amagami y Paradigm X no es TAN atrapante como lo son las de Raidou y otras entregas principales, tiene el suficiente encanto como para permitirte jugar horas sin despegar la vista de las pantallas. Claro, El efecto resulta solo si juegas a la dificultad tradicional, y nada de andar tomándote caminos fáciles, que al final limitan el brillo original.

Nemissa, ay Nemissa, tú sola armas todo. Primer personaje femenino de SMT que de verdad se me hace agradable. Tu evolución dentro del juego es muy bonita, me encantaste (y con tu Megido derroté a Manitou). 
Spooky, te prendo velitas.
Lunch, me hubiese gustado saber más de ti.
Yu-ichi, pendejo culiao.
Six, odié la mansión en la que me metiste. 
Kinap, HDP.
Y los enemigos, todos encantadores a su modo.
(Hitomi no existe)

¿Lo que me complicó? THA PARTY. Tener que considerar alineación y personalidad a la hora de utilizar los demonios fue una cuestión bastante dificultosa, sobretodo cuando tenías un demon con unas magias increíblemente bellas pero cuya personalidad por ejemplo era amable, o tonto. Ay, como sufría.

Y lo extra: TODAS esas bellas referencias a la familia Kuzunoha que luego significan los siguientes devil summoner. Que manera de amar todo este hilo, mi segundo luego de la línea principal, porque Aleph <3.

Y eso es todo. A ver si me da el impulso de completar lo que me falta para luego seguir con Raidou y los DDS... Pero primero, Graces F, porque ya es hora.





martes, 23 de julio de 2013

Comentando lo necesario

Lover at Last ha sido un puto dolor de cabeza. Tenemos 650 páginas que tratan según la autora de la relación del par homo más adorado por las fans de la saga. Hasta allí, todo bien. 

PERO

El problema es que voy en la mitad, y no hay ni 100 páginas dedicadas en exclusiva a la pareja. 
Ok. Digamos que eso no es un problema, porque en parte no lo es, solo significa que pasan más cosas lo cual podría hacer la novela interesante. Pero hasta en eso hay un problema, pasan muchas cosas y no hay un hilo conductor entre todas ellas. De partida, un montón sobre el embarazo de Layla, luego tenemos a los bastardos cuyo líder tiene problemas por estar enamorado de la elegida. Por otro lado, tenemos a un par de sombras cuyos problemas fueron introducidos a la fuerza aquí y no pega con nada (y que me parece una excusa por parte de la escritora para sacar otra saga). Tenemos también a los pasa´o a guaguas que desde la muerte del enemigo del mudito tienen menos brillo que Payne, y los hermanos, que yaaaaaaa bueno, siguen encantando a pesar de que todos muy felices. Ah, y los protagonistas... Protagonistas hasta ahí no más. 
Y lo único que me ha gustado del libro, ha sido el cuento Assail y Sola. Me recuerdan a los primeros libros, cuando todo era picante y ya.

Pero eso. 300 y pico páginas y yo no sé pa´ onde va todo ésto. Es bastante molesto.

martes, 4 de junio de 2013

Lit urgías.

Cantaban todos y yo no cantaba. Una voz no amiga, que nunca me había dirigido la palabra, se fijó en que yo no seguía el asunto. Se acerco de la nada, y tras la pregunta para entrar en confianza: "¿usted es atea?" me contó de su desagrado por el tema. Lo superaba. Maldecía el que lo obligaran e impusieran un relato viciado. Comprendía, pero no podía (ante mi condición) responder más que la frase cliché "aguanta, quedan 5 minutos".

Igual fue incómodo.

    "No aceptamos las religiones que sirven para adormecer los anhelos subversivos de las masas y encadenar el espíritu humano, ayudando así de un modo efectivo a la reacción burguesa en su labor de aplastamiento del hombre" --->Huidobrostyle.

domingo, 26 de mayo de 2013

La fórmula mágica

¿Estás aburrid@ de pensar en los requerimientos previos para la sensación más abrumadora que puedes sentir en tu vida? Estás cansado de pensar en tener que malgastar tus energía en ocupar las manos para llegar  un clímax que a veces no buscas solo por esa flojera? No esperes más y consigue tu orgasmo sin trabajo. El orgasmo sin trabajo no exige previas, no pide imaginación, solo apretar un botón (no carnal), con el que disfrutarás del mayor de los placeres de manera completamente efectiva. Olvídate de los malos ratos y la impotencia, olvídate de pagar por alguien que te la chupe sin ganas. Olvídate de ser rechazado por un montón de pendejas. Olvídate de todas esas mierdas y consigue tu preciado orgasmo sin problemas.

martes, 21 de mayo de 2013

La COSA

No creo que exista palabra más discriminada en el mundo académico que el grave "cosa". No podría contar la cantidad de correcciones que han sufrido mis trabajos a causa del uso de esta honorable. El rojo, maldito que aparenta inocencia, pasa por encima del vocablo con desagrado, y lo asesina sin piedad. Pero no es solo el rojo, no. La maldita desgracia recae incluso en su significado, que peca de ambiguo y contradictorio, porque si bien por un lado es un hecho, cualidad, idea u objeto sobre el que se puede pensar o hablar, también es un objeto sin vida. ¿Pero como puede no tener vida, si la palabra idea está dentro de su acepción? 
Imposible. Y entonces comprendo que son ellos, los usuarios del rojo, los engreídos, quienes no comprenden la relevancia en el uso de la cosa, en el verdadero sentir de la cosa, y por tanto, no traspasan mis palabras.

sábado, 18 de mayo de 2013

El eterno encuentro postergado

Un día mi abuela me prestó libros. No había ocurrido antes pero tampoco llamó especialmente mi atención. Solo me interesó uno por su hermosa edición empastada, pero de todos modos estaba centrada en otras cuestiones, monetarias por ejemplo, que me hicieron aceptarlos a modo de cortesía, fingiendo un interés que desapareció en cuanto salí de su casa. 
Ellos quedaron eternamente en mi estantería. Me mudé al norte y quedaron eternamente en Santiago. Viajé al tiempo y aproveché de buscarlos (esos y muchos otros, que las pocas maletas en el primer viaje me habían imposibilitado el traslado) para quedar nuevamente eternos en mi estantería. 
Acumularon todo el polvo acumulable en otros dos años, hasta que en una clase de la universidad me hicieron leer a una francesa posmo bastante simpática. Me interesé, y mientras revisaba uno de sus ensayos leí una referencia a otra autora cuyo nombre me pareció de inmediato conocido, porque lo recordé en ese hermoso libro empastado que seguía acumulando tiempos. 
Y entonces, no podía ser de otro modo, lo leí. 
Era "La gata" de Colette.


domingo, 12 de mayo de 2013

La ventana de Orfeo

Lo vio por la maldita ventana encasillada en una leyenda casi demoníaca. Un vínculo irrompible conocido por toda la ciudad. Solo había subido la torre por curiosidad, y no estaba dispuesta a cumplir con una historia predeterminada. Él, sentado y disfrutando de la sombra del árbol más cercano, no había reparado en su presencia. Un libro lo mantenía suficientemente ocupado como para levantar la mirada y encontrarse con su destino. Tampoco reparó en la piedra que cayó con toda la brutalidad sobre su cabeza. El cuerpo desparramado. El libro desparramado. La ventana en silencio. Una joven bajando a toda velocidad. La mano aún tibia por el recuerdo. Pasos rápidos por el césped y miradas inseguras buscando curiosos. La mano no tiembla. Uno, dos, tres golpes certeros con la misma piedra. El lector muerto y la maldita ventana.

miércoles, 8 de mayo de 2013

De las librerías

Ayer leía un artículo sobre la idea de actualizar las librerías incorporando venta de digitales, códigos del cuadraditosacafototecuentotó, y las posibilidades de revisar comentarios sobre el producto en el lugar. Tales ideas afirmando que los pobres locales se ven afectados ya que la gente prefiere primero informarse de lo que le "tinca" para luego comprarlo a través de internet.
Claro, aquellos sofisticados planes van dirigidos de un mercado existente como el español, que tiene las posibilidades de digievolucionar en una materia que para nosotros es bastante desconocida. 
Aún y así y pasando sin más esta relevante cuestión, me cuestiono igual tan increíble idea porque solo habla de las grandes cadenas de librerías, olvidándose de una importante cantidad de pequeñas y esforzadas que buscan ese hermoso ambiente acogedor y familiar, que reserva sus espacios para que los clientes puedan ir y descubrir títulos con confianza mientras hojean y consultan a sus vendedores (que sí saben del tema) y donde en definitiva, da gusto comprar. Creo entonces, que el problema de la no compra en el lugar físico no va por el tema digital, sino por la situación típica del comercio actual. No dan ganas de ir a comprar donde un robot solo sabe darte el precio de un producto, vendértelo y darte las gracias con el sagrado "vuelva pronto". Y no. Un código de mierda no es suficiente, que para eso todo el mundo anda con sus celulares de última generación donde fácilmente pueden buscar información del título.

Para la comedia, hay una librería en mi ciudad con tanto de librería, que los títulos están casi pegados a la pared y son intocables (solo les falta el cartel). Cada vez que paso solo la miro por fuera y con cierto asco, lo cual me da pena.

martes, 7 de mayo de 2013

La del volantín tín tín~

El volantín estaba roto. No había nada posible por hacer y entonces la necesidad de tener otro, urgentemente, nació desde lo más profundo de mi ser. ¿Qué hacer? ¿Comprar otro? No. No se pueden comprar los volantines, porque dicen, existe una clase de mística especial en su fabricación. Uno no sabe que clase de pensamiento tiene la persona que te vende un volantín en la rotonda. Quizás fuese negativo, y quizás (solo quizás), podrías terminar maldito. Hay mucha historia sobre el volantín y la historia no se puede sobrepasar sin más.
Decidió entonces ir en la búsqueda de un artesano del volantín. Miró el suyo que ya no era volantín pues volantín roto es en realidad cualquier cosa menos volantín. La cosa es que lo miró dos veces antes de salir de la casa.  El quería sentir aquello que esa forma transmitía a su vida. Pero como ya no era la misma, ya no le daba nada.
Cuando abrió la puerta de la casa para dirigirse a cualquier parte (pues no sabía donde, específicamente) se encontró con un niñito que se acercaba con paso apresurado y con el rostro lleno de apuro.
¡El volantín! Alcanzó a escuchar. De ahí ya no recordó más. Quizás perdió el conocimiento, quizás su mente autoindujo el olvido. Vaya a saber. La cosa es que cuando despertó, estaba sentado en el sillón que se encuentra en el living de la casa. Fijó su vista al frente y lo primero que vió, allí, su volantín sobre la mesa del comedor. El mismo volantín, con la misma estrella.
Y entonces piensa. Piensa  el porqué del volantín recuperado. ¿Y el niño? Piensa nuevamente en el niño que vio hace unos momentos (o no, porque a saber cuanto tiempo pasó entre el verlo y reaccionar). Su  cabello rubio y corto, su traje... ¿De escolar? Algo así, de un colegio particular quizás.
Escuchó el sonido del timbre. Pensando en el volantín y en el niño se dirije a la puerta para ver quién es. Antes de abrir, piensa que quizás es el mismo niño. Cuando abre, no puede creer lo que ve.
Dos niños, dos niños iguales al anterior. O quizás uno de ellos es el mismo de antes. Grita de sorpresa y se asusta. Vamos, esto no le pasa a cualquiera. Los niños lo miran fijamente mientras siente que suda entero de los nervios. Ambos niños extienden sus manos hacia él y llega a tal punto su extraña sensación que da un paso hacia atrás, o lo intenta.
No da paso. Cuando vuelve a reaccionar, esta vez está en su cama. Se pregunta si todo fue un sueño, se levanta pensando en ello y va en la búsqueda del volantín, que ahora no está. No está ni en el suelo, donde estaba roto, ni en la mesa, donde estaba arreglado. El volantín no está. Piensa nuevamente en los niños, o el niño. ¿Es uno? ¿Son muchos?
Sin entender nada y ya algo desesperado, corre a la entrada de la casa y abre la puerta. Afuera, un niño eleva un volantín que vuela con dirección al cielo. El niño es el mismo. El volantín es el mismo.

domingo, 5 de mayo de 2013

Descontextualizada

 El carrete es un lugar perfecto para transformar las relaciones.



Déjame atrás cantando mentiras...

sábado, 4 de mayo de 2013

Porque Vassalord...

Nana sí la sabe hacer. Vende una cosa que no tiene nada de original, pero con dosis adecuadas de cada necesidad del fandom, logrando un producto que vale mucho la pena. 35 capítulos y 7 tomos recopilados de una serie que ha sido publicada en varios idiomas (o intentado de publicar, si nos vamos al caso español), que deja satisfecho a los más exquisitos. 
Es puro sentimiento, y si no me equivoco no intenta ser algo más. Es amor, deseo y los negativos producidos por los dos primeros. 
Agradezco, como siempre, a las buenas compañeras que traducen estas cosas por amor al arte.



"Tengo, tengo, tengo,
tú no tienes nada,
tengo tres ovejas
en una cabaña."

viernes, 3 de mayo de 2013

Ampliación del campo de batalla.

Yo +10 años.



Psicoanalistas hijos de puta.


El capitalismo sexual no como prostitución, sino como realidad social, del acuerdo de una pareja que decide follar y ya, está medida según tus cualidades. Cosa para nada rara si nos vamos al "angustioso" mundo nocturno donde la cosa parece cacería. Por supuesto, la cosa no es solo física, es un tema también de personalidad, de encanto, de la cantidad de tragos consumidos. Una suma sin duda, que da una cantidad comparable a la del resto y que estima entonces el porcentaje de posibilidad de ligue en una noche.

Nada nuevo bajo el sol.

jueves, 2 de mayo de 2013

No lo crean...


Para dormir, se frota insistentemente con la almohada que tiene como funda la imagen de un personaje de dibujo animado. Se frota hasta conseguir entrar en calor, hasta provocar pequeñas perlas de sudor y que sus mejillas se tornen rojas por el movimiento insistente y desafiante. Lleva los dedos al lugar que ni su madre le enseñó a tocar. Aquella área bordeada de un valle recortado que nadie le enseñó a recortar. Y buscó el placer que nadie le ha enseñado aún a experimentar. A prueba de fallas, el autodescubrimiento del pasado ahora no es más que una repetición, una secuencia agotante pero necesaria de la ida y venida. El orgasmo lo conoció a través de las películas eróticas de su hermano, y luego por medio de información detallada a través de internet. Detallada a medias. En realidad, poco realistas, exageradas por aquellos que como a ella, tampoco les enseñaron a disfrutar de lo supuestamente disfrutable. Luz apagada y puertas cerradas como entorno necesario para el no ritual, para el frecuente recorrido nocturno. Como una cepillada de dientes antes de dormir, o más bien, antes de salir a la calle, piensa en las situaciones que pudiesen ser pero que son muy aberrantes para comentarlas en el día a día. Un viejo con una pendeja, un profesor con una alumnita, hermanos, padre e hija, masoquismo, cualquier alimento necesario que implique una relación machista y dominante para poder lograr sentirse lo suficientemente excitada como para llegar. El famoso punto G es el mito del que ella oye hablar en todas partes pero que al final nadie explica con detalle, y entonces no hay penetración, solo una ida y venida de los dedos sobre la carne que dicen, en esos momentos se encuentra inflamada.
Ella diría que mojada.
Cuando logra estallar imaginándose a un viejo verde tocando el culito suave de una niña que podría ser su nieta, recuerda que nadie puede escuchar y se cubre con la misma almohada que antes era su material de trabajo. Deja pasar los espasmos con la frialdad de quien aguanta una herida por obligación y permite que su corazón serene para volver a pensar.