domingo, 12 de mayo de 2013

La ventana de Orfeo

Lo vio por la maldita ventana encasillada en una leyenda casi demoníaca. Un vínculo irrompible conocido por toda la ciudad. Solo había subido la torre por curiosidad, y no estaba dispuesta a cumplir con una historia predeterminada. Él, sentado y disfrutando de la sombra del árbol más cercano, no había reparado en su presencia. Un libro lo mantenía suficientemente ocupado como para levantar la mirada y encontrarse con su destino. Tampoco reparó en la piedra que cayó con toda la brutalidad sobre su cabeza. El cuerpo desparramado. El libro desparramado. La ventana en silencio. Una joven bajando a toda velocidad. La mano aún tibia por el recuerdo. Pasos rápidos por el césped y miradas inseguras buscando curiosos. La mano no tiembla. Uno, dos, tres golpes certeros con la misma piedra. El lector muerto y la maldita ventana.

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